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jueves, 9 de marzo de 2017

EN EL PAÍS DE LAS AVES



El titulo de la presente entrada hace alusión al país con mayor diversidad de aves de nuestro planeta, nada menos que 1.912 especies adornan los cielos, bosques, montañas, llanos, ríos, costas, ciudades, pueblos y selvas de Colombia, todo un festín para los aficionados a la ornitología.

Colombia desde el aire: montañas, bosques, verde y siempre nubes

  La pasada invernada de grullas, imitando su espíritu migratorio, volé hacia tierras cafeteras, donde pude visitar los Departamentos centro-occidentales de Quindío, Valle del Cauca y Antioquia, todo ello y a pesar de las dificultades para transitar por aquellos campos, principalmente por la falta de vías de acceso a las zonas naturales, más acentuada aún en mi caso particular; allí pude hacerme una idea de la  impresionante riqueza natural que atesora el segundo país con mayor biodiversidad de la tierra.
  La primera y más larga de mis estancias tuvo como escenario el pequeño Departamento del Quindío, zona que ya conocía previamente de anteriores viajes, y de la que ya realice una entrada en Grullas veo a finales de 2013. Este Departamento es uno de los más seguros de Colombia, y se sitúa en el eje cafetero que conforma en unión de Risaralda, Tolima, Valle del Cauca y Caldas.
  El Quindío esta cruzado por la Cordillera Central de los Andes, coronada por el volcán del nevado de Santa Isabel, y cuenta con tan solo 12 municipios; aunque pude visitarlos todos, mis movimientos se centraron en la capital  Armenia, y los cercanas localidades de Circasia, Montenegro, La Tebaida y Calarca. En sus escasos 1.845 Kilómetros cuadrados, se desarrollan más de 3.000 especies de plantas, 600 de mariposas y más de 500 de aves, aglutinando con el resto de Departamentos del Eje cafetero nada menos que el 43% de  las 70 aves endémicas del país.

El Nevado de Santa Isabel conforma una bonita imagen los días despejados.

  La finca donde estuve alojado, situada a tres kilómetros de la localidad de Montenegro, fue extremadamente lluviosa durante los meses que permanecí, todo ello dentro del característico clima tropical de la zona, con lluvias fuertes al menos el 80% de los días entre noviembre y febrero, motivo que me hizo comprender el sobrenombre de la zona: “Cielo roto”. Las condiciones de humedad y la gran cobertura vegetal sustentan igualmente una gran riqueza de mosquitos, denominados por los lugareños “zancudos”, por ello tuvimos que hacernos con una buena provisión de repelentes si queríamos permanecer largos periodos en contacto con la naturaleza, aunque finalmente y pese a ello, cada una de las nuevas aves catalogadas me costo del orden de una docena de picaduras de tan impertinentes animalitos.
  El Mariposario o Jardín Botánico del Quindío, se sitúa junto a la localidad de Calarca, y es uno de los lugares emblemáticos para observar aves en este Departamento, se trata de una reserva privada con 15 hectáreas del primitivo bosque autóctono, cuyo coste se financia con el pago de una entrada que permite recorrerla a través de senderos y miradores; decenas de colibríes revuelan los comederos estratégicamente colocados, donde es un verdadero deleite  ver sus característicos vuelos a menos de un metro de nuestros ojos, especialmente abundantes son el Colibrí de corbata (Anthracothorax  nigricollis), Ermitaño verde (Phaethornis guy), Colibrí collarejo o nuquiblanco (Florisuga mellivora) y el Amazilia coliazul (Amazilia saucerrottei), entre otros.

Cartel de bienvenida a los miradores de aves del Jardín Botánico.


Grupo de Colibríes nuquiblancos acompañados por un Mielero común

  
Hembra de Colibrí de corbata o Mango pechinegro.

  La reserva cuenta con la mayor colección de palmas vivas del país, contando entre otras con algún ejemplar de Palmera caminadora (Socratea exorrhiza), con extrañas raíces aéreas o de Palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense) cuyo principal exponente se encuentra en el cercano Valle de Cócora, con ejemplares de más de 60 metros y que está en grave peligro de extinción, precisamente esta palmera es reconocida como el árbol nacional del país.

Las raíces de la Palmera caminante van moviendo lentamente la palmera en busca de mejores condiciones nutritivas y de ubicación.

  Otra de las opciones interesantes para ver y fotografiar aves en entornos rurales o urbanos es la instalación de comederos con plátano maduro, que atraen numerosas especies con sorprendentes combinaciones de colores, y además poco esquivas, entre otras cosas por la ausencia del deporte de la caza. Las tangaras, es una familia de aves con colores muy vivos habituales visitantes de los comederos, entre otras,  la Tangara cabecirufa (Tangara gyrola) o la Tangara rastrojera (Tangara vitriolina), siempre deseosas de meter el pico en los nutritivos plátanos.

La Tangara cabecirrufa es una especie habitual en el Quindío

  Asomas candelas (Ramphocelus flammigerus) , Turpiales amarillos (Icterus nigrogularis), Azulejos comunes (Thraupis episcopus) o Azulejos palmeros (Thraupis palmarum), incluso no fue extraño ver en estos comederos, por estas fechas invernales en latitudes norteñas, algún ave migratoria procedente de Norteamérica, como la Piranga abejera (Piranga rubra), que presenta un notable dimorfismo sexual con machos de tonalidad roja, y las amarillentas hembras.

Asoma candela, su nombre habla por sí mismo.


La Piranga abejera, suele visitar la zona entre agosto y abril

  Otra interesante opción para ver aves, en este caso ligadas a cursos de agua, es realizar un recorrido en balsa por alguno de los ríos que atraviesan la región, y que permiten este tipo de actividad como el río La Vieja, próximo a la localidad de Quimbaya; allí podemos ver a la omnipresente Garcita bueyera (Bubulcus ibis) que al igual que en España, fue colonizadora desde África a principios del siglo XX, ofreciéndonos estampas familiares entre el ganado; también son muy frecuentes los Coquitos (Phimosus infuscatus), especie de Ibis que ocupa casi todas las zonas húmedas visitadas. El Cormorán neotropical (Phalacrocorax brasilianus), la Chilacoa culinegra (Aramides cajanea) o el Martín pescador grande (Megaceryle torquata), son otras de las especies habituales y fáciles de ver en este tipo de hábitats.

El recorrido por el río es realizado sobre una balsa rudimentaria




Nuestra popular Garcilla bueyera que allí denominan Garcita Bueyera

La Chilacoa colinegra suele observarse en las inmediaciones de zonas húmedas.

   La gastronomía de la zona es bastante variada, con una notable diversidad de frutas, que además son de notable calidad, una de las más suculentas con probadas facultades anti cancerígenas es la guanábana, similar en color y sabor a las chirimoyas, pero de un tamaño comparativamente enorme. En cuanto a los platos típicos de la zona, y de toda Colombia, uno de los más reconocidos es el sancocho, guiso que se realiza a partir de yuca, patata, maíz, carne de res, plátano maduro y condimentos, especialmente nutritivo y de agradable sabor.

Guanabana

El Sancocho es un plato típico colombiano.