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viernes, 19 de diciembre de 2014

CONTRASTES




 Resulta impresionante la cantidad de matices que nos puede ofrecer la observación de grullas a lo largo de un mismo día, todo ello sin salir de alguna pequeña zona con presencia de la especie a lo ancho de la Zona Centro. Empezando por el hábitat donde observaremos comiendo a las "damas grises", que pasa por una amplia gama de substratos: encinares con siembra,  pastizales o con rastrojo de cereal, cultivos de cereal en secano, rastrojos de los mismos o barbechos, cultivos de leguminosas, girasol y pastizales desarbolados...incluso tampoco es raro verlas rastreando los viejos olivares tradicionales tras la recogida de la aceituna.
  Otro tanto ocurre si los recursos aprovechados por la especie son de regadío: rastrojos de arroz y maíz fundamentalmente, pero también de tomate, altramuces, cacahuetes, todo ello completa un amplio abanico de posibilidades para verlas en diferentes ambientes buscando alimento. Paradoja y contradictoriamente casi los dos exclusivos cultivos que están desaprovechados por esta y otras especies de interes: olivar intensivo y frutales, ahora proliferan peligrosamente en la zona, y sin duda esto afectara al futuro de las grullas en la comarca, además la declaración de ZEPAS, ZIR's, LIC y otras "figuras" de protección no conlleva ningún paraguas para estos territorios de cara a esta u otras especies igualmente afectadas por las grandes expectativas frutícolas y olivareras de la zona.
  Si queremos verlas salir o entrar de sus dormideros, la amalgama de posibilidades también es grande, fundamentalmente lo hacen en arrozales fangueados, opción que cada vez tienen más fácil (al menos la presente invernada) con las abundantes aguas caídas que encharcan las parcelas y les hace fácil a los agricultores el fangueo, labor que además de quitarlas a ellas uno de los pocos recursos que no produce rechazo social, las empuja  hacia otros donde son sistemáticamente molestadas y expulsadas como son las dehesas y las siembras de cereal.


  Charcas, colas de embalses, incluso amplios terrenos despejados también pueden ejercer de dormitorio para las grullas, cada vez menos, por las notables molestias que sufren por parte de una legión de paseantes, ciclistas, pescadores, cazadores,  y nuevamente a pesar del paraguas que debieran significar las "figuras" de protección, no existen refugios de caza, ni zonas restringidas de paso en sus dormideros, ni ninguna medida que las ampare fuera del pretendido reclamo turístico que como la gallina de los huevos de oro, desaparecerá de tanto quererla y tan poco cuidarla.



  La climatología y el régimen diario de la especie también ofrecen mil matices en marcos incomparables donde se encuadran las grullas, la mañana puede salir envuelta en una espesa niebla, donde estas aves simulan ser sigilosos fantasmas a la vera de las carreteras o caminos, ese mismo día puede surgir una enorme luna al amparo de la cual se alimentan nuestras protagonistas, y finalmente asistir a un fabuloso paso al dormidero en un atardecer rojizo como el fuego.