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martes, 21 de octubre de 2014

Reencuentros: "La grulla desalada"

  La primera observación que realice de grullas el presente otoño fue el día 7 de octubre, cita muy temprana que corrobora mi idea de que cada vez se comienzan a ver antes estas aves en nuestra tierra, se trataba de 3 ejemplares adultos que permanecían estáticos y mudos en un arrozal recién cosechado, mezcladas con abundantes Cigüeñas blancas y Garzas reales que suelen aprovechar igualmente las rastrojeras de dicho cultivo, pocos días antes se había iniciado la siega de dicho cereal en esta zona.

        

  En fecha 16 de octubre censaba 279 repartidas en varios puntos del sector oriental de la Zona Centro de Extremadura, durmiendo algunas de ellas en la cola del Embalse de Cubilar, y alimentándose la mayoría de ellas tanto en rastrojos de arroz como de cereal en secano. Algunos días más tardes, el 20 de octubre el conteo se incrementaba hasta las 378, prácticamente en los mismos puntos de ocupación que la semana anterior, sin duda el buen tiempo que disfruta el país y seguramente el resto de Europa ralentizan la llegada de la especie, a la espera de que el frío enseñe sus uñas y las empuje hacia el oeste de la Península Ibérica.
  También asistí el día 20 a un bonito reencuentro entre grullas digno de mencionar: la pasada invernada, en las inmediaciones de Moheda Alta una grulla adulta tuvo un accidente, probablemente con algún vallado, tendido o cazador, y quedo "desalada" (termino que se emplea en mi pueblo y en otros de la zona para referir que un ave no puede volar por romperse o cortársele alguna/s de sus alas).


 La citada grulla "desalada" se encontraba emparejada y sufrió en sus carnes no solo el hecho de no poder realizar la vuelta a su tierra, sino de quedar sola y con tan mermadas condiciones  físicas, en un ambiente que se presentaba insalvable para ella. Alimentándose de saltamontes,  brotes, anfibios y probablemente de la comida suplementaria que se echa a las vacas en la dehesa donde permanece desde entonces, "desalada" sobrevivió en la naturaleza durante la primavera y el verano; todo ello y pese a que se alzaron voces sobre la idoneidad de retirar dicho animal y llevarlo a un Centro de recuperación.

  Ayer por fin se volvió a reencontrar con sus compañeras, se trataba de 5 ejemplares tanto adultos como subadultos, en principio y guardando las debidas reservas por la distancia que obliga la observación de estas aves para no interferir en su tranquilidad, más aún en el momento delicado de su llegada tras un viaje tan agotador; sospecho que se trataba de dos parejas y un subadulto, si se trataba de su anterior pareja...parece que no perdió el tiempo en su viaje de vuelta, si bien no traían descendencia. Si no era su pareja desde luego no dejaba de ser un bonito acto de solidaridad en un momento de la invernada en que las grullas no suelen aprovechar los encinares con pastizal permanente, en cualquiera de los casos una lección sorprendente de supervivencia en condiciones adversas (no es la primera grulla de la que tengo referencia que supera un periodo inter-migraciones en nuestra tierra, pero si la primera que lo hace en tales condiciones físicas), y de solidaridad entre congéneres, cuestión en la que estas aves nos dan una lección magistral.