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domingo, 17 de febrero de 2013

Con las maletas cargadas



 Los pasados días 13, 14 y 15 de febrero fueron testigo de un movimiento migratorio prodigioso, las grullas me regalaron la posibilidad de ver ese momento efímero que implica la masiva migración en el paso prenupcial, con varios miles de aves (tal vez 30.000 individuos) atravesando el cielo extremeño en dirección al gran norte en corto espacio de tiempo.
  Aunque el viento procedente del suroeste era muy suave, prueba de ello la niebla poco espesa que pocos momentos antes cubría los valles de la zona, las temperaturas templadas con importante radiación solar provocaban las necesarias corrientes térmicas que aprovechadas por las grandes aves constituyen un buen marco para iniciar su periplo migratorio.


  Grupo tras grupo iban jalonando el cielo, agrupando aves en bandos mayores, que se afanaban con sus cicleos en buscar las mencionadas corrientes. Todo ello con una orquesta de trompeteos que mi compañero de campo no dudaba en adjetivar como de locura transitoria de aquellos pájaros, actitud muy diferente a la que muestran en sus primeras llegadas cuando parecen prácticamente mudas.


  Estas largas hileras de aves aparecían a media mañana, para desaparecer alrededor del mediodía, momentos en que las grullas presentían lo tardío del momento y desistían de continuar su ruta hasta el día siguiente, sedimentándose en los campos que paralelamente marcaban esa supuesta vía celestial.
  De tarde en tarde, volando por encima de las grullas, en formaciones con vuelo mucho más directo, a velocidad de crucero, algunos grupos de ánsares probablemente procedentes de latitudes más sureñas.
  La pasada semana con ocasión de los últimos censos del presente invierno, presentía que el viaje era inminente, las grullas permanecían estáticas y agrupadas, acicalando y arreglando su plumaje para lo que se avecinaba. Allí estaban, bien lustrosas, con un aspecto inmejorable tras la ceba de sus grandes cuerpos con las rastrojeras y bellotas extremeñas, con las maletas cargadas prestas a surcar toda Europa y regresar a sus lugares de reproducción.