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domingo, 24 de noviembre de 2013

TIEMPO DE GRULLAS

  


  Tras el prolongado y tórrido verano, alargado hasta el punto de comerse medio otoño, a mediados de noviembre una ola de frío anticipado unida a vientos favorables reunió los condicionantes ideales para la llegada de una importante oleada de grullas, permitiendo  al equipo de censos de la Zona Centro cuantificar un nuevo record de la especie para esas fechas, con nada menos que 43.051 ejemplares, casi 2.000 aves más que en las mismas fechas del año anterior.
  Las escasas lluvias otoñales han conseguido posponer las labores de fangueado en muchos arrozales, lo cual unido a cierto retraso en la recogida de las cosechas de maíz a derivado el grueso de esta ingente cantidad de grullas a los rastrojos de arroz quedando muchas futuras hectáreas de rastrojeras con maíz como reserva para los duros meses estrictamente invernales.
  Poco se puede esperar de la aportación de nuestras sufridas dehesas a la necesidad de sustentación de tan ingente tropel de grullas, las enfermedades del arbolado siguen campando a sus anchas, la escasa bellota de los mismos esta fuertemente aprovechada por el ganado, y lo que es peor, aún se siguen arrancando y deteriorando encinares en pro de los cultivos intensivos de regadío, todo un disparate que finalmente solo conseguirá la caída de unos precios que pueden hacer llegar a no rentabilizar su continuidad.
  Llegaron también las espesas nieblas y brumas matutinas, que dan al paisaje un cierto halo de melancolía, de la cual continuamente te abstrae el frecuente trompeteo de nuestras amigas. Otras muchas especies de aves han seguido el mismo camino que las grullas, entre ellas no menos de 8.000 ánsares comunes hasta la fecha, y otras cuantas miles de aves acuáticas, limícolas, rapaces y multitud de paseriformes, todo un deleite para disfrutar el otoño-invierno en la Zona Centro.

        Miles de Ánsares en vuelo.
  

  Entre los miles de grullas llegadas estos últimos días a nuestra tierra, nuevamente tengo la fortuna de reencontrarme con viejas conocidas de invernadas pretéritas, algunas de ellas fieles cada año a nuestra cita, otras más divagantes, vueltas a observar tras años sin aparecer ante el telescopio,  toda una alegría en estos tiempos que corren, en lo que casi todo es tan efímero.
  Una de estas aves, del centro de Suecia para más datos, pude verla la semana pasada en unos arroces no muy lejos de mi casa; nada mas echarla el ojo, barrunte que era una vieja conocida, ¡y tan vieja!...nada menos que 13 años que la vi por primera vez de pollo en su primer viaje, allá por el año 2.000, más adelante y  algunos inviernos la observaba por esta zona, al menos hasta 2.003, y tras 10 años sin volver a coincidir, que bonito saber de ella. Con esa edad normalmente ya no tienen descendencia, como era este el caso, pero la vi bien de aspecto y muy vigilante a todo lo que sucedía a su alrededor, una "veterana" en sobrevivir a muchos kilómetros de viaje por toda Europa.



  Sean bienvenidas a Extremadura, y ojala en los 4 meses que pasaran en nuestros campos no se cruce ante ellas un tendido eléctrico invisible en un día de niebla, un escopetero mal encarado o un cumulo de molestias que las hagan insoportable su estancia, tal vez ya no encontraran aquel idílico encinar tranquilo en el cual pasaban los inviernos de antaño; a cambio les quedan los abundantes rastrojos de arroz y maíz, monótonos y aburridos pero bien surtidos de alimento, que al final es lo que cuenta. 


sábado, 2 de noviembre de 2013

EN TIERRAS DEL CAFE

 El cultivo de café es característico del Quindío


 Motivos familiares me han llevado a permanecer a lo largo de los últimos meses en Colombia, donde pude disfrutar de una naturaleza exuberante y una rica avifauna parcialmente nueva para mí, ya que en 2006 realice mi primer viaje a aquel país y tuve una primera toma de contacto.
  Durante todo este tiempo hemos permanecido en el Departamento del Quindío, situado en el centro-oeste del país, que con una extensión de apenas 1.845 Km2 se configura como el de menor tamaño de Colombia. Su capital es Armenia que por sí sola aglutina la mitad de la población y que junto a los otros 11 municipios rondan los 550.000 habitantes.

  Gallinazos negros (Coragyps atratus), comen de las basuras en la ciudad de Armenia.
                             


 Macho de Atrapamoscas pechirojo o liberal (Pyrocephalus rubinus), en posadero.


  La actividad agrícola aún mantiene mucha importancia, siendo su principal producto el café, famoso en todo el mundo y que en la zona conlleva un modo de vida basado en la cultura cafetera. Sustentando estas tierras otros muchos cultivos como la yuca, el plátano, el maíz, fríjoles y numerosas frutas.

     Pigua o Caracara cariamarillo (Milvago chimachimavigilante en inmediaciones de nido.


    Bandurria aliblanca (Theristicus caudatus), habitual  nidificante en palmeras de gran tamaño.


  La temperatura media ronda los 20º, con un clima tropical y una diversidad enorme de especies vegetales (más de 2.000), en un paisaje ribeteado de cafetales, plataneras y guaduales -bosques conformados por cañas enormes similares al bambú-. Como no podía ser de otra manera la riqueza en biodiversidad es enorme en este pequeño Departamento, especialmente en cuestión de aves. Teniendo en cuenta que Colombia es el país con mayor número de especies conocidas de todo el mundo, 1.889 hasta el momento presente, en los poco más de 1.800 Km2 del Quindío se pueden observar nada menos que 543 especies de pájaros.

 Palma de cera (Ceroxylon quindiuense), árbol nacional de Colombia. Valle de Cocora

   Destacan entre otras la gran variedad de colibríes existente en la zona, con posibilidad de observar hasta 9 especies diferentes en el Jardín Botánico de la localidad de Calarca, y otras muchas a lo largo de estas tierras, sorprende su vuelo más parecido a un gran insecto que a un ave, sus cernidos para recabar el polen de las flores, y sus pequeños nidos revestidos en el exterior con líquenes. También son abundantes los pájaros carpinteros, como no podía ser menos en un país tan arbolado, sin salir de los parques urbanos y alrededores de Armenia se constata la presencia de 8-10 especies.

Colibrí collarejo o nuquiblanco (Florisuga mellivora) una de las especies habituales en el Jardín Botánico del Quindio-mariposario de Calarca.

Carpintero pechipunteado (Colaptes punctigola), una de las especies de carpinteros en parques y jardines de la ciudad de Armenia.

Comedero de colibríes en el mariposario de Calarca.

  Tucanes, rapaces, martines pescadores, siriris, loros y periquitos, tángaras, turpiales, eufonías...todo un paraíso para los aficionados a ver aves; con una ventaja adicional de cara a los observadores, según mi impresión, pues al no existir la caza como deporte ni la persecución sistemática de las aves, estas no son tan esquivas a la presencia humana como desgraciadamente lo son en nuestra Extremadura.

   Pareja de Periquitos de anteojos (Forpus conspicillatus)  en finca cafetera cerca de la localidad de Montenegro.

 Gavilán caminero (Buteo magnirostris), rapaz habitual de las zonas cafeteras.
  
  No solo me sorprendió la excepcional riqueza ornitológica de aquel país, también y gratamente la sensibilidad existente hacia su patrimonio natural, el amor de estas gentes a la tierra, a sus bosques autóctonos, ¡que diferencia con el trato dispensado a nuestras encinas, y que muchos de nuestros labriegos y empresarios quisieran ver borradas de "sus" tierras!.  

  Barranquero o barranquillo (Momotus momota) una de las aves emblemáticas del Quindío.