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jueves, 1 de agosto de 2013

"Las aguilillas de las rastrojeras"


                                          Jóvenes cenizos sobre alpacas.


 Finalizada la campaña de conservación de aguiluchos correspondiente al año 2.013 podemos situarla en un contexto medio, interviniendo y controlando más de un centenar de nidos, -principalmente de Aguilucho cenizo (Circus pygargus) y en mucha menor cantidad algunos de Aguilucho lagunero (Circus aeroginosus),  y también de Avutarda (Otis tarda), sufridora igualmente de siegas tempraneras y al igual que los aguiluchos participe de diferentes manejos para su conservación-. La productividad final de los cenizos,  1,4 se ha situado  en un nivel medio-bajo respecto a toda la serie de años con campaña, por fortuna mucho mejor que el terrible año 2.012 con fuerte sequía, pero también influenciado por los fríos y lluvias que acompañaron este año los meses primaverales,  y que han desembocado en un retraso generalizado en el desarrollo reproductor de buena parte de las especies aladas, con varios vuelos anormalmente tardíos a finales de julio en ambas rapaces.
  Una mirada retrospectiva para comprobar, que nada menos han pasado dos décadas desde el inicio de aquellos primeros puntos de encuentro con las "aguilillas de las rastrojeras", como habitualmente denominaban los agricultores y ganaderos por aquel entonces al Aguilucho cenizo en mi pueblo y alrededores, y no iban descaminados porque coincidía el vuelo de los pollos con el empacado de las rastrojeras siendo imagen habitual ver a los mismos sombreándose a la vera de unas alpacas, o posados sobre ellas. Eran los primeros pasos de cara a su conservación frente a la siega mecanizada ; también frente a la falta de sensibilidad y conocimiento de la especie por parte de las personas de las cuales dependían para su conservación.

                                          "Aguilillas de las rastrojeras" 

  Primeros compases que por aquellos tiempos marcaba ADENEX, que con acertada intuición, supo comprender el peligro al que se enfrentaba esta especie y que aún aqueja. Sin duda, han cambiado mucho las cosas para estas hermosas rapaces, y no me refiero estrictamente a los cenizos  sino a la familia de los aguiluchos, conformada por 16 especies repartidas a lo largo de todo el mundo y con cuatro de ellas asentadas en Europa.  Poco a poco han ido tomando posesión de estos campos, convirtiéndose en uno de los principales núcleos de reproducción e invernada de la región extremeña.

                                          Cosechadora en colonia de aguiluchos.

  En aquellos primeros años el Aguilucho lagunero comenzaba nuevamente a reproducirse en Extremadura, probablemente tras una desaparición temporal, y a partir de ese momento, cada año aumentaban sus efectivos, no solamente como reproductor, sino también como invernante, llenando las zonas húmedas y regadíos de la Zona Centro, con dormideros invernales verdaderamente espectaculares a los que se añaden algunos Aguiluchos pálidos (circus cyaneus), casi siempre en menor número, y como colofón final el pasado invierno la presencia como invernante de al menos un macho de Aguilucho papialbo (Circus macrourus), la cuarta especie de aguilucho que disfrutamos en la Zona Centro. Pocas ocasiones para ver tres especies diferentes de aguilucho como la que nos deparo aquel momento.

                                          Dormidero de aguiluchos en arrozal.

                                          Macho de Aguilucho papialbo en cercanías dormidero.


  Esporádicamente se han reproducido algunos pálidos en las zonas esteparias del norte de la Serena y la Zona Centro, el año pasado asistimos al último de estos casos, y con anterioridad algunos años lo han hecho, siempre en número escaso (como máximo 2-3 parejas). Especie que no termina de asentar poblaciones de cría definitivas en nuestra zona, y tampoco en la región, al contrario que en regiones periféricas cercanas, con hábitats similares.
  Las cifras de Aguilucho cenizo en esta zona, si miramos hacia atrás, se mantienen más o menos estables respecto de aquel año 1.993 que marco la pauta del primer censo real de la especie organizado por ADENEX  para toda Extremadura. Mantenerla en esas cantidades no ha sido fácil, entre otras cosas porque como todos sabemos los hábitats esteparios desde entonces están en constante retroceso, y precisamente en la Zona Centro con el plan de regadíos del canal de las Dehesas, sufriéndolo con mayor repercusión.
  Las 18 últimas temporadas (algún año anterior iniciándose las campañas obtuvimos resultados  muy escasos e incompletos), hemos constatado el vuelo de 3.548 pollos de cenizo, resultado del seguimiento de 2.125 nidos y el manejo a través de la campaña de salvamento de 1.700 de ellos. Todo para mantener el centenar largo de parejas asentadas en estos lares, entorno al embalse de Orellana.

                                          Entorno del Embalse de Orellana.

  Varias decenas de voluntarios, algunas asociaciones y la administración autonómica tienen buena parte de "culpa" en la supervivencia de esta especie. Especie que no dudemos, sin la intervención humana no existiría ya en nuestros campos, al menos como la conocemos en el momento presente -quien sabe, si se hubiese adaptado a reproducirse en otro tipo de hábitats, como hace en otras zonas de España-.

                                          Manejo de nido con pollos de cenizo.

  Cerca de medio centenar  de reservas creadas específicamente para su reproducción, alrededor de un millar de rodales para que puedan finalizar los pollos su desarrollo en los nidos que los vieron nacer. Y todo ello condimentado con una afección importante a los extremos climatológicos a los que nos tiene acostumbrados  nuestra región,  una brutal incidencia predadora sobre sus nidos y pollos, y porque no decirlo un cada vez menor rechazo de la especie por el paisanaje (agricultores, ganaderos, cazadores...) gracias a las constantes campañas de sensibilización de los grupos conservacionistas: NATUREX, ADENEX, ALA, AMUS, GEA y ANSER  entre otros, además de la Junta de Extremadura.
  Los escasos Aguiluchos pálidos que se han reproducido en la zona estos últimos 20 años y de manera discontinua, probablemente menos de una decena, con similar número de pollos volados y rodales; han sufrido los mismos avatares y cuidados que sus hermanos cenizos, participando de algunas reservas creadas para estos últimos, aunque como decía antes sin asentar sus poblaciones, al contrario que en invernada donde suelen ser bastante frecuentes en la zona, de procedencia seguramente dispar,  con algunas aves marcadas de origen francés.
  El Aguilucho lagunero, juega con la ventaja de combinar para reproducirse,  medios esteparios y también zonas palustres (además estas últimas, cada vez con mayor profusión y más utilizadas ); su tamaño y acometividad son mayores que en los pequeños cenizos, soportando por consiguiente menor presión predadora. En la actualidad deben superar el medio centenar de parejas en esta zona, y cuando menos permanecen estables, tal vez en moderado aumento. Algunas decenas de rodales y su nidificación en algunas de las reservas mencionadas han servido igualmente para apoyar su asentamiento en la Zona Centro, el aumento de regadíos tampoco debe haberlos venido nada mal para fijar esas poblaciones, al contrario que a los cenizos.

                                         Joven lagunero en cultivo de cereal.

  No puedo por menos que hacer un homenaje final a todas aquellas personas, mayoritariamente voluntarios, muchos de ellos venidos de lejos,  que en estas dos décadas aportaron su trabajo a la conservación de estas especies y sin cuya labor  no habría sido posible conseguir hacer del entorno de Orellana, un territorio de supervivencia para ellos:
  Juan Pedro Sierra Crucera, Domingo Jiménez Martín, José María Traverso, Rosalba Guarín Sepúlveda, José Luis Gómez Almodóvar, Juan Julián Gómez Franco, Marck Rogers, David Rodríguez Vidales, Pedro Ramírez Sierra, Cándido Choque Lapaca, Patricio Sanz Martín, Ángel Nubla Vicuña, Manuel Gómez Guarín, Ángel Chamizo Carmona, Miguel Gómez Guarín, Mario Serrano Quiles, Andrea Fernández Simón, Rubén Millán Corvillo, Javier Chamero Romero, Vicente Arenas García, Rafael Sanabria, Luis Lozano Martínez,  Jerónimo Martínez Gallardo, Rubén Toribio, Juan Antonio Barquero, Francisco Borja Maldonado, Víctor Manuel Quintana, Urs Peter Staüble, Anatol Gertsch, Hans Lehmann Bern, Anton Nann Aaran, Hans Eichenberger, Doris Eichenberger,  Käthi Bühler, Res Bühler, Hans Jürgen Muller, Bernhard Wicki, Gilberto Pasinelli, Karin Schief, Thomas Jordi, Paul Küttel, Marlisse Küttel, Veli Bühler, Joachim Mennius, Lucia Rethgeb...y finalmente los grandes e incombustibles amigos suizos Silvana Bollí y Jost Bhullmann, que todos los años hacen presencia fiel para defender "sus queridos aguiluchos".

                                               Joachim, Silvana y Jost trabajando en el campo.

  Algunos agricultores y cosecheros han tomado también la bandera de la conservación de los aguiluchos, no pudiendo por menos que nombrar a varios de ellos, especialmente sensibilizados y participantes desde hace años, como miembros de pleno derecho  en la realización de las campañas:
  Constancio Sanz, Antonio y Juan Rodríguez, Eloy Hernán, Saturnino Merino, Lorenzo Gentil, los hermanos Roncero, los "Vaqueritos", Ángel Miranda, Tomás Cerro, Hipólito Uría, Lorenzo González y Manolo, José Ruíz, Manuel Gómez, Marcos Ramírez, los hermanos Llerena, aparte de otros muchos que en algún momento participaron en la conservación de estas aves.

                                          Macho de Aguilucho cenizo.
 


4 comentarios:

  1. Qué alegría! ! Leer estas noticias. Por los llanos de Cáceres esta cada año peor el panorama para los cenizos. Un saludo y enhorabuena por esa labor conservacionista. Teneis mi admiración y mi apoyo.

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  2. Hola Manolo:
    Una gran labor sin duda, mis felicitaciones por los resultados conseguidos.
    Saludos...

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  3. Felicitaros por dedicar vuestro tiempo en este tipo de actividades,enhorabuena.

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  4. Excelente documento y una labor envidiable la que realizais. Enhorabuena por vuestro trabajo

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