El pasado miércoles día 26, la mañana
se presentaba poco propicia para observar aves, con una niebla especialmente
espesa y persistente, que no auguraba encuentros de magnitud. Particularmente,
me gustan este tipo de días, en los cuales parece que se acentúa la soledad de
estos parajes y se hace más patente la comunión con su riqueza natural, nada
más espectacular que miles de grullas surgiendo de la nada que parece esconder
la niebla, una caja de sorpresas bajo su manto.
En el momento que la niebla comenzó a
elevarse, mezclando bancos neblinosos con sectores ya aclarados, cuando el día se transforma con la brisa de
media mañana, pude realizar las fotografías que aparecen en la presente
entrada, de un ave que prácticamente surgió de las brumas. Nada más y nada menos,
se trata de un macho adulto de Aguilucho papialbo (Circus macrourus); el ave
fue observada en las inmediaciones de la localidad de Acedera (Badajoz) a mediodía,
cuando volaba a baja altura rastreando una zona mixta de cultivos de cereal de
secano con áreas de regadío, ribeteadas de frutales y olivares intensivos.
La observación fue de apenas un par de
minutos, pues a lo quebrado del terreno se sumaban muchos obstáculos visuales y
las condiciones de visibilidad- luz por todo lo expuesto bastante malas, pero
después del encuentro hace aproximadamente un año con la Grulla canadiense
(Grus canadensis), sin llevar la cámara, en esta ocasión si la llevaba
preparada y al cargo de ella estaba mi hijo Miguel.
Aunque también tengo que reconocer que el
pasado 6 de este mes, me pareció observar probablemente esta misma ave en una
cercana zona cuando me encontraba paseando a media tarde, motivo por el cual
estaba predispuesto al encuentro.
El
tamaño del ave, muy similar a sus parientes Aguilucho cenizo (Circus pygargus)
y Aguilucho pálido (Circus cyaneus), las principales características
diferenciales: lo primero que me llama la
atención es el aspecto tan claro del ave, un gris casi blanquecino y las
estrechas "cuñas" negras en extremos alares, así como un obispillo
muy poco marcado (quizás por el poco contraste con el resto del cuerpo), aspectos diferentes
al pálido, no infrecuente en la zona en esta época. También se observa claramente, el ala más estrecha que en el pálido, con solo cuatro "dedos".
Hasta el momento existen dos observaciones de la especie en Extremadura,
ambas de machos adultos y ambas en la provincia de Badajoz, aunque a diferencia
de la presente se trataba de aves en paso migratorio, tratándose este posible caso
de un claro ejemplar invernante, cuestión que ya se observa en alguna zona del
sur de España (La Janda- Cádiz).