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miércoles, 17 de octubre de 2012

El regreso de las damas grises. Primeras llegadas 2012




  Con cierto retraso respecto al año anterior, el pasado lunes observe en unos rastrojos de arroz mis primeras grullas de la invernada 2012-13, se trataba de cuatro ejemplares adultos que se limitaban a descansar, picoteando de vez en cuando el alimento surgido de la reciente recolección; sorprendente que en todo el tiempo que permanecieron en el lugar y en los posteriores vuelos parecían mudas, ningún trompeteo las delataba, y la verdad, después de tanto tiempo me hubiese agradado escucharlas.

  Al día siguiente regrese al mismo punto, en el que continuaban los cuatro individuos,  en esta ocasión cuando alzaron vuelo, si emitieron al aire algún corto trompeteo. Apenas audible con el notable ajetreo que se producía en la zona, debido al trasiego constante de tractores, cosechadoras y demás maquinaria agrícola que se afanan en sacar provecho a maizales y arrozales de los alrededores, bien condimentado con un sinfín de cañones de carburo que le sobresaltan a uno en los sitios más insospechados.

  En el momento presente, las grullas se encuentran en pleno periplo migratorio, nada menos que 100.000 están en Alemania, principalmente en la zona de Rügen; unas 8.000 en Suecia (Hornborga y Kvismaren), 1.400 en Francia (la mayoría en la zona norte, Lac du Der-Chantecoq, y unas pocas al sur, en Arjuzanx), y ya dentro de España 10 en Gallocanta; de todas ellas un buen porcentaje acabaran invernando en Extremadura.

  En la ruta Oriental al menos 50.000 en Hungría, algunas de ellas igualmente pasaran por Extremadura, tras atravesar el Mediterráneo y el norte de África entrando por Andalucía en algún momento de la invernada. La mayoría de estas acabaran en Sudán, Egipto, Israel.

  Y que se encontraran aquí?, no es mal año de bellotas a pesar de la sequia, otra cosa es que en la Zona Centro ya es difícil encontrar un encinar sano, las escasas zonas interesantes para cobijar grullas están fuertemente "custodiadas" para que su fruto acabe en las fauces del ganado, y por si fuera poco se está imponiendo la moda de sembrar olivares y frutales intensivos en las dehesas, entre las encinas, burlando el paso burocrático de pedir permiso para arrancarlas, pero haciendo inservible esa montanera para las grullas, y en muchos casos condenando a las encinas a una muerte segura.

  Las miles de hectáreas de maizal y arrozal, tampoco son ninguna garantía para las grullas, cada vez son más los arrozales fangueados, muchos de ellos antes de que una sola grulla ponga sus patas en ellos; en los maizales cada vez más se aprovechan las rastrojeras a diente por las ovejas. De las siembras de cereal en secano, ni hablar, todo es una parafernalia de carburos, cintas brillantes al viento y coches vigilantes con sus bocinas bien preparadas.

  Las colas de los embalses, bien provistas de pescadores y paseantes, para no dejar descansar a las aves en sus dormideros. Todo ello sin mencionar, tendidos eléctricos, actividades industriales y un aprovechamiento cinegético excesivo que incluye hasta el ultimo centímetro de campo.

  Lo peor de todo es que la mayoría de estos aprovechamientos, tienen legitimo sentido para sus propietarios, más aún en los tiempos que corren.

  El resultado puede ser que en los próximos años asistamos a una redistribución de las grullas a nivel europeo y extremeño; la última palabra la tendrán las propias grullas, cuyo instinto definirá su status en cada uno de los sitios donde invernan y los futuribles, que seguro aparecerán. Finalmente me viene a la memoria una conversación con el recientemente fallecido y maestro de grulleros Göran Lundin, en la cual resaltaba que las grullas al final estarán donde verdaderamente se las quiera y estime.