Seguidores

jueves, 22 de diciembre de 2011

La familia...¡y uno más!



Observar una grulla anillada es siempre gratificante, pero cuando la fortuna permite encontrarte con una familia de tibias completamente "coloreadas" ya se puede decir que es un golpe de fortuna. Así me ocurrió la semana pasada en unos arrozales próximos a la localidad de Acedera (Badajoz), se trataba de uno de esos grupos familiares solitarios que más o menos territoriales deambulan por este sector grullero. Los componentes de la familia con origen alemán eran dos adultos y un joven; los adultos ambos con combinación azul larga en pata izquierda y respectivamente Amarillo-Negro-Rojo y Rojo-Azul-Blanco en sus patas derechas, estaban acompañados por un jovencito de año con combinación Azul-Azul-Amarillo en pata izda. y Azul-Negro-Rojo en la derecha.

La pareja adulta que fue anillada ya como tal en mayo de 2007 en la zona de Brandenburg-Alemania, la observe en diciembre de ese mismo año prácticamente en el mismo lugar de esta última cita, ya encontrándose claramente emparejados, como seguramente ya lo estaban en el momento de su captura unos meses antes, y en aquel entonces sin descendencia.

Tres años después, José Antonio Román observa la pareja acompañada de un pollo igualmente anillado en la zona de Santa Amalia (Badajoz), que al igual que sus progenitores procedía de Brandenburg.

Este año nuevamente regresa la pareja a tierras de la Zona Centro extremeña y de nuevo acompañada de un pollo de año anillado. Todo un esfuerzo por parte de los anilladores alemanes capaces durante dos años seguidos de localizar, capturar y marcar la descendencia de estas grullas, y desde aquí quiero felicitarlos por su magnífica labor en el seguimiento de esta especie.

La foto que acompaña la entrada la hice desde bastante distancia y con bastante calima, tampoco quise acercarme para no enturbiar su tranquilidad… ¡ya bastante tienen con el “marcaje” tan estricto que les realizan en Alemania!.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Fangueados: pitanza para unos y escasez para otros.



El fangueado de arrozales es una actividad agrícola que se produce tras la cosecha del cereal, tiene como objeto eliminar malas hierbas, dejar el terreno disgregado para la siguiente siembra y también para enriquecer el suelo con los rastrojos. Beneficia a algunas especies de aves, pues al remover aparecen infinidad de larvas, gusanos y otros pequeños animales de los que se alimentan, siendo un verdadero espectáculo ver cómo tras las aspas de los tractores que remueven el terreno aparecen toda una cohorte de especies aladas tras el mana surgido de tal labor, especies oportunistas como las Gaviotas reidoras y sombrías, las Garcillas bueyeras, Garcetas comunes, Garzas reales, abundantes Cigüeñas blancas acompañadas de Avefrías, Lavanderas blancas…,¡todo un espectáculo ornitológico, que merecería el mismo tratamiento que las grullas, tal vez con un Festival del fangueado o algo similar!.

Tras la labor de fangueo, en terrenos consistentes suele quedar una lamina de agua que en invierno con los aportes de lluvia y la escasa pérdida por evaporación permanece constante en el tiempo, convirtiéndose en un interesante hábitat para diferentes especies de aves, principalmente limícolas, son especialmente interesantes en la Zona Centro de Extremadura las grandes concentraciones de Aguja colinegra, grupos de Cigüeñuelas invernantes, las Avocetas, y diferentes especies de Correlimos, Archibebes o Andarríos.

Estas laminas de agua, en ocasiones de considerable tamaño también constituyen buenos dormideros para las Grullas en la Zona Centro, en algunos momentos de la invernada cuando empiezan a proliferar engloban la dormida de porcentajes elevadísimos de esta especie. Debemos recordar que se trata de una especie migratoria que cuida mucho la balanza energética y no es lo mismo trasladarse 20 o 30 kilómetros a la cola de un embalse que utilizar estos campos fangueados “a la vuelta de la esquina”.

De los diferentes recursos alimenticios que utilizan las Grullas en nuestra tierra, poco son los exentos de implicaciones económicas con aprovechamientos agro ganaderos, y precisamente uno de ellos, quizás el más importante, son los rastrojos de arroz. En el momento que se produce el fangueado, todo el grano sobrante de los rastrojos desaparece enterrado por las aspas del tractor, y en general esta actividad “pitanza para unos” representa una pérdida de recursos alimenticios para las grullas. También el Ánsar común sufre una merma importante de sus recursos por esta actividad, comprobando que fincas que aglutinaban miles de gansos y grullas en momentos previos, tras el fangueado quedan como verdaderos desiertos para estas especies…y por consiguiente una presión de estas sobre recursos menos inocuos, y un mayor rechazo por colectivos de agricultores y ganaderos.

¡Difícil encaje!, o como dice el refrán “nunca llueve a gusto de todos”; tal vez lo más práctico y puesto que tenemos alrededor de 30.000 hectáreas de arrozal es ponerse a trabajar y delimitar zonas con un orden establecido, fanguear menos donde contamos con mayores cantidades de grullas y gansos, y hacerlo en otras zonas donde es menor la presión grullera y tradicionales territorios de campeo para las limícolas. Todo ello combinado en porcentajes adecuados y quizá respaldado con la tan cacareada futura PAC-verde.

El fangueado es una labor importante para los arroceros, aunque también flexible en el espacio y el tiempo, tratándose de una herramienta fundamental para la conservación de especies invernantes en esta zona de Extremadura.